“Es imprescindible que los trabajadores conozcan cuáles son los agentes de riesgos a los que se exponen y cómo protegerse”.
Raquel Irene Pendito, Asociación Argentina de Medicina Respiratoria
Las enfermedades
respiratorias de origen laboral producen anualmente más de dos millones
y medio de casos en el mundo porque los programas de vigilancia que
facilitarían su control son escasos, especialmente en los países en
desarrollo, denuncian investigadores de la Agencia de Registro de
Sustancias Tóxicas de Estados Unidos.
En un artículo publicado en Seminars in Respiratory and Critical Care Medicine (1 de junio) los autores señalan que la exposición a sustancias peligrosas ha aumentado, y no es raro que las naciones ricas transfieran procesos industriales peligrosos a los países en desarrollo, donde los trabajadores están expuestos a contraer silicosis, abestosis, neumoconiosis y cáncer de laringe y pulmones, porque hay menos consciencia de prácticas de seguridad y salud laboral.
Proponen establecer programas de vigilancia que recolecten y difundan datos de salud relevantes e incluyan exámenes médicos y pruebas diagnósticas, como los que se ejecutan en países desarrollados (Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña y Finlandia) y en países de ingresos medios y bajos como Brasil, China, Cuba, India y Sudáfrica.
“Simples estrategias, de preferencia usando recursos y tecnologías disponibles, son la mejor opción para la vigilancia en los países en desarrollo”, concluyen. De hecho, el denominador común de los programas eficaces consiste en reportar sistemáticamente casos diagnosticados a través de procedimientos sencillos como espirometrías y radiografías, realizadas por profesionales capacitados.
La doctora Julietta Rodríguez-Guzmán, Asesora Regional en Salud de los Trabajadores y los Consumidores de la OPS/OMS, destaca que desde 2003, junto con la Organización Internacional del Trabajo, trabajan para erradicar la silicosis y enfermedades relacionadas con el asbesto.
“La Agencia Internacional de Investigación en Cáncer también participa juntando pruebas a favor de la prohibición del uso de todas las formas de amianto y asegurando los programas de vigilancia adecuada para silicosis y neumoconiosis”, añade a SciDev.Net.
Pero en América Latina aún son escasos los programas de vigilancia en salud ocupacional por enfermedades respiratorias, precisa.
Estos programas “permiten detectar precozmente las enfermedades profesionales respiratorias y cambiar su curso y evolución, reduciendo claramente la morbimortalidad”, explica la doctora Raquel Irene Pendito, Coordinadora de la Sección de Enfermedades Ocupacionales de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Las sociedades científicas pueden jugar un rol primordial, asegura. “Podemos entrenar a médicos del trabajo en la valoración neumonológica y uso correcto e interpretación de exámenes fundamentales para confirmar la enfermedad”.
Pero el control de estas enfermedades también requiere la participación de los afectados directos. “Es imprescindible que los trabajadores conozcan cuáles son los agentes de riesgos a los que se exponen y cómo protegerse”, enfatiza.
“La mejor alternativa para programas de vigilancia es un enfoque multidisciplinario y multisectorial con participación de los trabajadores y sus organizaciones”, señala Rodriguez-Guzman. Un ejemplo es el programa del Instituto de Salud Ocupacional de Helsinki, Finlandia, citado por los investigadores en el artículo.
En un artículo publicado en Seminars in Respiratory and Critical Care Medicine (1 de junio) los autores señalan que la exposición a sustancias peligrosas ha aumentado, y no es raro que las naciones ricas transfieran procesos industriales peligrosos a los países en desarrollo, donde los trabajadores están expuestos a contraer silicosis, abestosis, neumoconiosis y cáncer de laringe y pulmones, porque hay menos consciencia de prácticas de seguridad y salud laboral.
Proponen establecer programas de vigilancia que recolecten y difundan datos de salud relevantes e incluyan exámenes médicos y pruebas diagnósticas, como los que se ejecutan en países desarrollados (Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña y Finlandia) y en países de ingresos medios y bajos como Brasil, China, Cuba, India y Sudáfrica.
“Simples estrategias, de preferencia usando recursos y tecnologías disponibles, son la mejor opción para la vigilancia en los países en desarrollo”, concluyen. De hecho, el denominador común de los programas eficaces consiste en reportar sistemáticamente casos diagnosticados a través de procedimientos sencillos como espirometrías y radiografías, realizadas por profesionales capacitados.
La doctora Julietta Rodríguez-Guzmán, Asesora Regional en Salud de los Trabajadores y los Consumidores de la OPS/OMS, destaca que desde 2003, junto con la Organización Internacional del Trabajo, trabajan para erradicar la silicosis y enfermedades relacionadas con el asbesto.
“La Agencia Internacional de Investigación en Cáncer también participa juntando pruebas a favor de la prohibición del uso de todas las formas de amianto y asegurando los programas de vigilancia adecuada para silicosis y neumoconiosis”, añade a SciDev.Net.
Pero en América Latina aún son escasos los programas de vigilancia en salud ocupacional por enfermedades respiratorias, precisa.
Estos programas “permiten detectar precozmente las enfermedades profesionales respiratorias y cambiar su curso y evolución, reduciendo claramente la morbimortalidad”, explica la doctora Raquel Irene Pendito, Coordinadora de la Sección de Enfermedades Ocupacionales de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Las sociedades científicas pueden jugar un rol primordial, asegura. “Podemos entrenar a médicos del trabajo en la valoración neumonológica y uso correcto e interpretación de exámenes fundamentales para confirmar la enfermedad”.
Pero el control de estas enfermedades también requiere la participación de los afectados directos. “Es imprescindible que los trabajadores conozcan cuáles son los agentes de riesgos a los que se exponen y cómo protegerse”, enfatiza.
“La mejor alternativa para programas de vigilancia es un enfoque multidisciplinario y multisectorial con participación de los trabajadores y sus organizaciones”, señala Rodriguez-Guzman. Un ejemplo es el programa del Instituto de Salud Ocupacional de Helsinki, Finlandia, citado por los investigadores en el artículo.
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